Danzad, danzad, malditos Gloria&Robert

 

 

En la película Danzad, danzad, malditos (1969) de Sidney Pollack, el acontecimiento central es un maratón de baile, que se celebra a principios de los años 30 en EE.UU. En el concurso participan alrededor de 100 parejas que compiten por un premio de 1500 dólares. A priori, solo deben seguir una regla básica para poder llegar al final del maratón: no pueden dejar de bailar. No obstante, con el paso de los días (más de 50 días consecutivos: más de 1200 horas), esta regla se traduce del siguiente modo: los participantes no pueden dejar de moverse («bailar» indica que tienen que permanecer en postura vertical realizando algún tipo de movimiento vagamente coreográfico: sus rodillas no pueden tocar el suelo). El maratón finaliza cuando solo una pareja permanezca en la pista.

De este modo, el concurso se va transformando poco a poco en una experiencia radicalmente agotadora. Aunque no se aceptó a ninguna persona que mostrara síntomas de enfermedad o debilidad, algunos de los participantes sufrieron lesiones musculares, ataques al corazón o crisis nerviosas agudas. Entretanto, los demás, continuaron bailando, compitiendo contra los demás, dando «vueltas y más vueltas».

¿Por qué? ¿Acaso ese premio justificaba un esfuerzo y un sufrimiento de este tipo? La cuestión excede un argumento racional. Parece obvio que todos diríamos que no: no vale la pena. Sin embargo, quizás sea todo más fácil: parece que nadie tiene otra opción. EE.UU. atraviesa la primera gran crisis económica capitalista del siglo XX, la Gran Depresión, después del Crack del 29, y no existen posibilidades de ganarse la vida de otra forma. De hecho, aunque desde las primeras escenas de la película algunos aspirantes reconocen que el trato que están recibiendo por parte de la organización es deshumanizado (se comparan con ganado), ninguno de ellos renuncia a su participación. Durante el tiempo que consigan permanecer en movimiento, con descansos de apenas 10 minutos cada 2 horas, recibirán varias comidas al día, asistencia médica básica y medios para el cuidado de su higiene. Los que tengan éxito, podrían recibir una cantidad de dinero extra por parte de algún patrocinador (que aprovechará sus cuerpos para publicitarse). De este modo, la organización garantiza el funcionamiento y el desarrollo del maratón. «¡Seguid comiendo, seguid bailando!», grita el speaker del concurso: «Es duro, pero así son los tiempos que corren».

* ¿QUÉ PUEDE UN CUERPO?

El domingo 22 de junio,en el marco de «¿qué puede un cuerpo?» Laboratorio internacional para experimentar un movimiento porvenir, el colectivo Gloria&Robert transformará el patio de La Casa Encendida en otro maratón de baile.

A las 12h empezaremos a bailar.

Bailaremos hasta que el cuerpo aguante o nos echen de allí.

Desde el colectivo Gloria&Robert hacemos un LLAMAMIENTO a la ciudad de Madrid para que no nos deje solos.

Os esperamos el domingo 22 a partir de las 12h en la pista de baile.

La regla a seguir es la siguiente:

NO PUEDES DEJAR DE MOVERTE

¿O acaso puede un cuerpo dejar de bailar?

Un Comentario

  1. Pingback: desde la subalternidad de unos cuerpos agotados / from the subalternity of exhausted bodies | ¿qué puede un cuerpo?

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